Visitar Real de Catorce es como viajar en el tiempo y volver unas cuantas décadas al pasado. Las casas rústicas, los coches antiguos y las calles empedradas hacen de este Pueblo Mágico uno de los destinos más emblemáticos de México. ¡Aquí te dejamos las 10 mejores cosas que hacer en Real de Catorce!

Si visitas Real de Catorce, por nada del mundo te pierdas de un divertidísimo paseo a bordo de una Willys y mejor aún, en el techo. Lo que más vale la pena es bajar por el empinado camino que lleva de Real de Catorce a Estación Catorce, un camino lleno de adrenalina e increíbles paisajes.

Hoy en día se pueden visitar las ruinas de lo que fue uno de los centros mineros más ricos de La Nueva España. Llegar a caballo vale mucho la pena porque además de que el camino es de subida y se vuelve algo pesado, los guías te explican muy bien la historia del lugar.

El principal atractivo de Real de Catorce es recorrer caminando sus calles empedradas mientras disfrutas del ambiente tan tranquilo que se respira en este pueblo, todo es tan particular y encantador que puedes tomar fotos padrísimas desde donde sea.

Desde el Pueblo Fantasma se puede apreciar una increíble vista panorámica de Real de Catorce, en especial durante el atardecer ya que justo enfrente se esconde el sol entre las montañas. Puedes subir a caballo y regresarte caminando, así te dará más tiempo de disfrutar del paisaje y tomar fotos.

Según las creencias de los Huicholes, en el Cerro del Quemado se originó el mundo. Actualmente aquí se encuentra su centro ceremonial, hecho con piedras en forma de espiral, donde realizan diversos rituales sagrados para comunicarse con sus ancestros, cargase de energía y dejar ofrendas para sus dioses.

Año con año, los Huicholes realizan varias peregrinaciones a Wirikuta, culminando siempre en el Cerro del Quemado. Llegar a caballo es una experiencia única ya que además de conocer más acerca de la cultura Wixárika o de los Huicholes, los paisajes  son verdaderamente espectaculares.

Una inundación fue lo que causó el cierre de las bastas minas de plata. La gente tuvo que abandonar el pueblo en búsqueda de nuevos empleos, convirtiéndose en un pueblo fantasma. Perderte entre las ruinas hace que te transportes al pasado e imagines como fue la vida minera en aquella época.

Durante las peregrinaciones a Wirikuta, los Huicholes recolectan el hikuri o peyote, con el que realizan sus rituales sagrados. Visitar el desierto y conocer esta planta sagrada es sumamente interesante. No tomes ninguno, contribuye a conservar esta especie endémica de México que está en peligro de extinción.

A pesar de ser un pueblo muy calmado, Real de Catorce tiene todo lo necesario para que pases una experiencia inolvidable. Además de ser maravilloso por si mismo, es el punto central de muchos otros sitios de interés dentro del altiplano de México.

Estación Catorce era originalmente la entrada principal a Real de Catorce, pero hoy en día es sólo una estación para los trenes de carga que pasan por esta ruta. Si cuentas con tiempo suficiente, te recomendamos pasar una noche aquí para contemplar un increíble atardecer.

No te pierdas el colorido mural Huichol de Benito de la Cruz que está en la Casa de la Cultura, frente a la Parroquia de la Purísima Concepción. Fue bordado a mano y es la viva representación de esta etnia.